Las imágenes no tiene poder, los individuos se lo asignan ya que las necesitan como medio de comunicación. Un medio que informa sobre la realidad física, que representa la lógica social y política, imagina la identidad y materializa nuestros deseos individuales y colectivos.

Las imágenes cuentan historias. Cuentos con los que nos identificamos y nos asimos en busca de certezas. Pero el cuento de la imagen no es inocente: puede representar el humor espontáneo de un grupo social, o ser fruto de la intención de alguien de afectar a otros. En este caso la imagen es un recurso ortopédico que busca que ese otro vea, entienda e imagine su existencia de una determinada forma.

Aquí es donde entra a jugar el diseño, entendiendo que quien diseña no es solo un diseñador sino todo aquel que proyecta, que dibuja imágenes y discursos en la mente de una audiencia. El diseño entonces manipula y recrea cuentos/imágenes, logrando así afectar los discursos de los otros y por ende el de sus identidades. Aquí yace el poder de la imagen.

© Sebastian Guerrini, 2014 – www.guerriniisland.com