Al intentar  comprender qué son las identidades nos vemos transportados hacia la entrada de un juego de espejos, un juego sobre las diferentes dimensiones y registros de cualquier ser.

Esto sucede porque tanto la identidad de una persona o de una organizaciones no puede definirse a través de una descripción monolítica y absoluta, sino como el producto de respuestas que se entretejen entre sí. Por ello las identidades también pueden ser entendidas como respuestas a algunas preguntas.
El primer registro y pregunta que nos podemos hacer es acerca de las expectativas, sueños e imaginarios que componen a la identidad. La cuestión es preguntar entonces, ¿qué quieres o deseas ser?
El segundo registro trata de atrapar la estructura y la lógica de lo que otros piensan de uno: otros como tu grupo social, cultura o mercado. La pregunta es  sobre qué es lo que los demás quieren que seas.

La tercera cuestión pasa por el lado de lo real en la identidad. Algo que es tan difícil de atrapar pero que se puede arañar al cuestionar lo que se es, lo que nos exige como respuesta por tanto preparar una especie de biografía, una explicación, una historia sobre uno mismo, porque nada queda fuera de una historia, incluso nuestras identidades.

En consecuencia, tan pronto como tratas de responder quién eres, tu propia narración emana una interpretación explícita y asumida de tu identidad, la cual emerge con sentido para el narrador.

Como consecuencia, podemos pensar que una identidad está formada por palabras y en especial por respuestas a ciertas preguntas.
© Sebastián Guerrini, 2013. www.guerriniisland.com